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Pour le premier article de ce nouveau format, voici le sublimissime article en espagnol, cette fois-ci, de Pablo Seguro, élève en terminale BFI.


¿Qué debate supone la inteligencia artificial respecto a la educación?

POR PABLO SEGURO

En 2022 salió al mercado el primer prototipo de libre acceso de inteligencia artificial de tipo chatbot llamado ChatGPT. Según unos estudios (Étude 2024 « L’impact des IA génératives sur les étudiants » initiée par le Pôle Léonard de Vinci, RM Conseil et Talan), el 99 % de los estudiantes han usado la IA, y el 30 % lo hace de forma cotidiana. Esta inteligencia supuso nuevos problemas para los profesores, pero muchas oportunidades para los alumnos. Desde entonces se ha planteado un nuevo debate sobre cómo se debería usar y regular esta nueva herramienta.


Por un lado, podríamos decir que la inteligencia artificial permite una ayuda personalizada a los alumnos. Efectivamente, los alumnos podrían hacer preguntas ilimitadas a un docente artificial a cualquier hora del día. Además, podemos destacar que la rapidez de la respuesta de este profesor sería casi instantánea, lo que supone una gran ventaja, ya que en periodos de exámenes el tiempo es muy valioso. De hecho, según el estudio mencionado previamente, el 62 % de los alumnos perciben como ventaja ganar tiempo en la vida cotidiana. Mientras que, por otro lado, un profesor humano tardaría bastante más, ya que tendría que abrir el mensaje, leerlo y redactar una respuesta para cada alumno, por lo que también permitiría un ahorro de tiempo para los profesores. Las inteligencias artificiales de tipo chatbot como MathGPT o ChatGPT pueden crear exámenes o test rápidos para que los alumnos practiquen, y en algún contexto específico como lo es el Baccalauréat, pueden crear exámenes basándose en los modelos de años anteriores. La educación debería siempre adaptarse al mundo actual para evolucionar con él y no en su contra. Integrar la IA en la educación podría ser un paso hacia una educación más igualitaria, ya que un tutor virtual no tiene tanto coste como las clases particulares.


Sin embargo, no todo son ventajas. Por ejemplo, sobre este último punto, entendemos que aunque la IA podría reducir las desigualdades dentro de clases sociales con niveles de vida altos, como en Occidente, aumentaría las desigualdades a nivel mundial, dado que algunas poblaciones no tienen acceso a las tecnologías que soportan la IA. También existe el riesgo de disminución de la autonomía de los alumnos. Si bien la IA puede resolver dudas rápidamente (un 83 % de los estudiantes encuestados en el estudio mencionado anteriormente reportaron una disminución en su tiempo de trabajo gracias a la IA), esto podría llevar a una dependencia excesiva de la herramienta, impidiendo que los estudiantes desarrollen habilidades que la educación busca promover, como la resolución de problemas y el pensamiento crítico. Además, jugando el papel de profesor, una conversación con un robot todavía es incapaz de reemplazar la fluidez y complicidad de una conversación humana. Al interactuar principalmente con sistemas basados en texto, los estudiantes podrían perder la riqueza y los matices de la comunicación oral, afectando su capacidad de expresión y comprensión lingüística. Siguiendo con el papel de profesor, la IA también supone más problemas, como las correcciones muy simplificadas que dan los modelos de tipo LLMs, siendo bastante imprecisos sobre ejercicios complicados como comentarios y disertaciones. El mayor problema, tomando un papel de profesor, es que estos modelos tienden a degenerar tras una larga conversación: la IA puede ofrecer respuestas incoherentes. Por ejemplo, sucede que, aunque señales el hecho de que esta IA ha cometido un error, esta última no trata de corregirlo.


Podemos concluir que, de momento, desde un punto de vista personal, la IA se debe usar para resolver problemas siempre y cuando se tenga la intención de entender el procedimiento para llegar al resultado y siempre verificar la información compartida por la IA. Una educación eficiente reside en el uso medido de la IA, que acabará siendo una herramienta como cualquier otra.